Si tuviera que elegir uno de entre todos los lugares que hemos visitado hasta el momento, me quedaría con el Perito Moreno. Un lugar de belleza impactante y descomunal. De proporciones desmesuradas que lo convierten en un desierto de hielo irreal. Pero no lo elegiría por nada de eso. No lo elegiría por nada de lo que se ve, sino por algo que permanece oculto. Algo que es invisible a nuestros ojos. Nunca antes en mi vida me había encontrado en un lugar con tal poder de atracción. Y es este poder que hace callar a la gente, que la mantiene en vilo y a la expectativa, la razón de mi elección.

Solo encuentro una manera de explicar este poder. Perito moreno no es un lugar, sino una criatura viviente. Atrae y mantiene atrapada a la gente con promesas, quienes con miradas de ansiedad aguardan impacientes. La sensación de pérdida se les quedará grabada en los ojos al escuchar sus sonidos si no consiguen captar nada con la mirada. Pero cuando Perito Moreno cumple su promesa, si tienes la suerte de presenciar el desprendimiento de una porción de su ser, de su cuerpo, créeme cuando digo que tratarás de no pestañear hasta que las ondas sobre el agua se hayan disipado. Y sonreirás cuando lo hayan hecho, aferrándote al recuerdo de ese momento para no perderlo. Es algo que te empequeñece el alma.


Glaciar entre los glaciares, Perito Moreno es una criatura blanquiazul cuyo muro frontal alcanza una altura que va de los cincuenta a los setenta metros. Eso solo en su parte visible. Tiene treinta kilómetros de largo y unos cinco de ancho. En total, 257 kilómetros cuadrados de hielo. Aun así, no es su tamaño el que lo convierte en el glaciar más famoso, ya que los hay bastante más grandes. Son las siguientes tres características las que lo convierten en un glaciar único: su accesibilidad, el estar en crecimiento y el fenómeno conocido por “la ruptura”.



Al contrario de muchos glaciares, el Perito Moreno sigue creciendo gracias a que su área de acumulación, zona en la que la nieve se compacta y se convierte en hielo, representa el setenta por ciento de su tamaño total. Su zona central avanza dos metros al día mientras que la zona delantera lo hace veinte centímetros solamente. El efecto de la ruptura antes comentado sucede al colisionar con la península de Magallanes, la cual queda en su trayectoria. Al chocar con esta península Perito Moreno corta el flujo de agua que une el Brazo Rico con el Mar de los Témpanos, ambos partes del lago Argentino. Poco a poco el nivel del agua del Brazo Rico se va elevando al quedar esta sin salida. En estos momentos la diferencia del nivel del agua entre el Brazo Rico y el Mar de los Témpanos es de unos trece metros. La diferencia máxima histórica ha llegado a ser de veintitrés metros, mientras que la última vez que se dio la ruptura, hará unos dos años, era de doce. Cuando la presión del agua supera a la del hielo, el Brazo Rico va excavando un túnel bajo el glaciar, formándose poco a poco un puente de hielo que une el glaciar con la península de Magallanes. Cuando este túnel empieza a ser visible, es cuestión de días que acabe desplomándose por su propio peso. La famosa ruptura. Estar presente en ese preciso instante…. eso si que tiene que ser digno de ver
Entrar, buscar cho, encontrar un resultado. Emocionarme. Y CHOcar con la realidad 😦
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Si el Perito Moreno es un ser vivo, tú caminando por encima con botas de pinchos qué eres? No me esperaba esto de ti ;P
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Que bonito lo cuentas.. se ve que lo vives intensamente..!!
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