Y por fin llegó el día de la boda. Creo que todos estábamos esperando este día como agua de mayo. Ya no es sólo una excusa para poder visitar este país. O una razón para salir por primera vez de Europa en mi caso. Sino un día que sabemos vamos a disfrutar.
[Foto 1: Moncho y yo con los recién casados]
[Foto 2: Ander el infiltrado y otros dos del montón]
[Foto 3: De brindis con Moncho]
Apenas pudimos dormir el día anterior ya que nos lo pasamos prácticamente entero intentado llegar a Manila. Y cuando finalmente lo hicimos fue con horas de retraso. Pero aún con el cansancio acumulado, todos nos despertamos con ganas. Es probable que nadie tuviese tantas ganas como los dos protagonistas, deseosos de ver los frutos de tantas horas de planificación y esfuerzo. No solo se han tenido que preocupar del día de su boda, sino también de organizar el viaje a filipinas de innumerables familiares y amigos. Muchos días de estrés sin duda. Incluso es posible que Kara haya sentido la necesidad de aprenderse algún taco durante esos días para poder descargar tensiones. Tiendo a exagerar un poco las cosas, me parece.
[Foto 4: Vistas desde el lugar de la boda]
[Foto 5: Piscinas en el banquete]
[Foto 6: Increible lugar] La boda fue en lo alto de una pequeña colina con unas vistas increíbles. El banquete estuvo repleto de momentos inolvidables. Con discursos que nos empujaron a reír y que hicieron en más de una ocasión difícil contener las lágrimas. Fue una boda especial, muy personal. Se vivieron momentos con nombre propio, momentos concretos que nos recordaban tanto a Kara como a Mikel. La entrada de Mikel a la iglesia por ejemplo, con la marcha imperial de fondo. O la llegada de ambos al banquete vestidos de cheerleaders, deleitándonos a todos con un baile que no dejó boca cerrada.
Por supuesto que no todo fue perfecto. Tuvo sus contratiempos. Contratiempos que es posible solo Mikel y Kara percibiesen. Creo que más o menos sabéis lo que pienso de los filipinos. La realidad es que a veces en lo que a planificación se refiere, pueden llegar a ser un desastre. Aún así creo que deberían ver cada error en ese día como un rasgo necesario, un evento más que añadido a la foto general crean algo único e irrepetible. Sin duda fue un día que pocos olvidaremos.
[Foto 7: Foto de Hector Muñoz] A mí me dieron la oportunidad de participar en ese día personalmente. No se cuantas veces se habrá podido presenciar un aurresku en tierras filipinas, por lo que bailarlo es algo especial. Me hubiera gustado encontrarme en mejor forma y haber realizado el aurresku de mi vida aquel día, pero al final tuvo sus errores. Uno va perdiendo la costumbre.
[Foto 8: Foto ante la isla en el lago dentro del volcán dentro del lago dentro del volcán] Nos lo pasamos en grande, nunca mejor dicho. Consiguieron sorprendernos a todos. Y aunque al final el cansancio pudo con todos, nos fuimos a la cama con un buen sabor de boca. Mila esker berriro bikote!
Qué dices tío! Fue el aurresku de tu vida! Ese momento de desequilibrio hizo que Mikel y tú os mirarais sonriendo, en una conexión cómplice y guasona que me hizo sentir, una vez más, afortunado de teneros como amigos.
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Gracias a ti Julen! Todo el mundo ha comentado lo bonito que fue el baile! Sobre todo ese momento cuando haces que te caes hacia atrás tras el primer salto, no queriéndolo hacer perfecto y mostrando tu humildad al hacernos pensar que eres humano.
Y si Mon! Fue un momento muy gay. Creo que el momento más intimo que he tenido con Julen, desde aquella noche en Donosti, donde tras una noche donde los dos “triunfamos” con mujeres, el me ofreció su virginidad anal y volvimos calados tras un baño en la Concha. Esas miraditas durante el Aurresku… mira… Xq ya era hombre casado!
A seguir bien Julen! Dale duro al blog. Veamos hasta donde puede aguantar mi envidia y seguir comentando aquí, sin odiarte (más) :D.
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